Ayer, Menchumenchu me enviaba el dibujo que acompaña a estas letras. En él se aprecia la ilusión por participar en Inchiostro Festival.
Me resulta maravilloso que una persona adulta sea capaz de emocionarse con la inocencia y la libertad de un niño. En el caso de Menchumenchu añadiría que buena parte del encanto de su obra radica en que la mano que dibuja ve, al menos en parte, a través de los ojos de la niña que aún habita -por suerte- en el interior de la artista.