La pastilla verde pretende ser una columna semanal que comente, informe, opine... sobre un hecho, evento o simplemente noticia relacionada con el planeta de las letras y todo el universo que lo rodea.
El nombre hace alusión a esas pastillas que, sobre todo las personas de una cierta edad, se ven obligadas a ingerir para cuidar su salud. Ignoro si mis pastillas servirán para mejorar la salud de los posibles lectores que se las traguen,
pero seguro que para mí supondrá una descarga de tensiones, de malas leches y, ¿por qué no? de satisfacción por compartir buenas nuevas. Por regla general esas pastillas se toman una vez al día, pero como el estado de la literatura aún no está tan delicado, me limitaré a dosificarla una vez por semana. Al igual que la gran varidedad existente de esas pastillitas, las mías serán dulces en ocasiones, amargas en otras, insiípidas, pesadas, indigestas... y espero que de vez en cuando hasta sabrosas.
Por último decir que el color de estas pastillitas semanales podría haber sido otro cualquiera, pero por aquello de que el verde es el color de la esperanza y de que la esperanza es lo último que se pierde...