Ayala en la literatura
El pasado miércoles, día 22 de marzo, tuve la oportunidad de participar en la Feria del Libro de Laudio/Llodio, invitado a impartir una charla en la Biblioteca Municipal. El tema de la conferencia era Ayala en la literatura.
El pasado miércoles, día 22 de marzo, tuve la oportunidad de participar en la Feria del Libro de Laudio/Llodio, invitado a impartir una charla en la Biblioteca Municipal. El tema de la conferencia era Ayala en la literatura.
En noviembre de 1997, el mítico Ferrocarril del Tajuña realizaba su último viaje, un trayecto de 35,300 km entre Vicálvaro y la cementera de Morata de Tajuña. Para entonces, los 142,200 km que llegó a tener a principios del siglo XX ya habían sido recortados en sucesivas clausuras. Una buena parte de ese último tramo fue aprovechado para la construcción de la línea 9 del Metro de Madrid.
Mañana, sábado 4 de febrero, se estrena en el Museo Guggenheim de Bilbao el cortometraje The Key, creado por el coreógrafo Jon Ugarriza, dirigido por el cineasta Oscar Andrés y protagonizado por la estrella de la danza clásica Lucía Lacarra.
El pasado viernes, día 24, tuvo lugar la presentación de la novela El ayalés. La historia de Elías de Aldama, en el municipio madrileño de San Martín de la Vega.
Para mí, como autor de la novela, el evento tenía un sabor especial, una especie de curiosidad, por cuanto se trataba de la primera presentación de esta obra fuera de las fronteras del País Vasco. Y la experiencia resultó francamente positiva.
En la tarde de ayer tuvo lugar en Madrid la presentación del libro ¿Dónde está Patxi en Bilbao?, de Tomás Ondarra, redactor jefe de Infografía de El País. Y para un evento de perfil tan marcado como éste no podía haber mejor escenario que la Euskal Etxea, ubicada en la calle Jovellanos, 3, a escasos metros del Congreso de los Diputados.
Noticias...
La pastilla verde pretende ser una columna semanal que comente, informe, opine... sobre un hecho, evento o simplemente noticia relacionada con el planeta de las letras y todo el universo que lo rodea.
El nombre hace alusión a esas pastillas que, sobre todo las personas de una cierta edad, se ven obligadas a ingerir para cuidar su salud. Ignoro si mis pastillas servirán para mejorar la salud de los posibles lectores que se las traguen,
pero seguro que para mí supondrá una descarga de tensiones, de malas leches y, ¿por qué no? de satisfacción por compartir buenas nuevas. Por regla general esas pastillas se toman una vez al día, pero como el estado de la literatura aún no está tan delicado, me limitaré a dosificarla una vez por semana. Al igual que la gran varidedad existente de esas pastillitas, las mías serán dulces en ocasiones, amargas en otras, insiípidas, pesadas, indigestas... y espero que de vez en cuando hasta sabrosas.
Por último decir que el color de estas pastillitas semanales podría haber sido otro cualquiera, pero por aquello de que el verde es el color de la esperanza y de que la esperanza es lo último que se pierde...
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